Para la realización de algunos actos jurídicos se requiere un documento denominado poder notarial, donde se plasman facultades de representación de personas o empresas y se autorizan ante los notarios, que garantizan la identidad de las personas otorgantes como su expresión de voluntad de ajustarse a la Ley.

El poder notarial es un documento público que se utiliza para designar a un representante legal ante notario.
Un poder es un documento que autoriza aun notario, permitiendo a una persona física o jurídica, que designa a otra como representante, de manera que pueda actuar en su nombre en ciertos actos jurídicos.
El representante debe acreditar que es el apoderado mediante la exhibición de la copia del permiso que le otorga quien le da el poder.
Gestionar un poder notarial
Puede otorgar el poder notarial la persona mayor de edad, que con plena posesión de sus capacidades mentales concurra a un notario con su documento de identidad, y pagando una tasa correspondiente.
Realizar la gestión de un poder es un trámite sencillo. Puede revocarse en cualquier momento en que se desee y esa revocación se realiza ante un notario.
Tipos de poderes notariales
1. Poder notarial general
Un poder notarial general sirve a una serie de actos jurídicos indefinidos y su uso no se agota, por lo que el apoderado puede utilizarlo en múltiples gestiones representando a su apoderado hasta que su poder sea revocado o fallezca uno de los dos.
Si el poder fuera para determinados ámbitos, deben quedar especificados en el poder dado.
Los poderes generales se dividen en tres tipos:
- Poder general para pleitos y cobranzas. Mediante ese poder el apoderado tiene facultades para realizar toda clase de juicios y poder efectuar cobros en nombre de otra persona.
- Poder general para actos de administración. Es un poder para que el apoderado administre los bienes y sus intereses, como pueden ser las cuentas bancarias o sus negocios.
- Poder general de actos de dominio. Es un poder que habilita a realizar compraventas, donaciones, hipotecas de bienes muebles. El apoderado puede obrar como si se considerara el dueño de los bienes, con sus mismas facultades en todo el patrimonio del poderdante. Puede llegar incluso a excederse en sus funciones, más allá de lo que le encargó el poder y en su perjuicio.
2. Poder notarial especial
En este caso se faculta a un apoderado para un acto jurídico concreto sobre el que cae la acción. Puede referirse a contraer matrimonio, una transferencia específica, aceptar una herencia.
Este tipo de poder es para un acto solamente y de manera concreta y se extingue automáticamente cuando concluye el acto o el asunto. Proporciona una mayor seguridad al otorgante, porque el apoderado no puede intervenir en otros asuntos que no sean el específico para el que fue nombrado.
Existen tantos tipos de poderes como actos jurídicos o negocios se admiten con representación. Todos los poderes requieren de una redacción y tratamiento específico que se ajuste a la legislación.
Por ese motivo, se debe explicar al notario por qué y para qué se desea la realización del poder. Será el notario quien asesore a la persona de manera imparcial sobre la mejor opción que se ajuste a sus necesidades de representación de acuerdo a la Ley.
También hay ciertas situaciones en las que la representación no se admite, como para hacer un testamento.
Reconocimiento internacional de los poderes notariales
Los poderes notariales muchas veces tienen un reconocimiento internacional, si son completados con ciertos requisitos administrativos denominados legalización, que consiste en una apostilla que certifica su autenticidad y que se realiza en los documentos públicos para ser reconocidos en otros países.
En el Convenio de la Haya, los países firmantes tienen el beneficio de que se reconozca la eficacia jurídica de esos documentos. En la actualidad son prácticamente todos los países del mundo. Por ello este poder notarial tiene mucha validez.
El poder notarial es un documento que puede otorgar muchos derechos a una persona, por lo que es de gran relevancia. Pero, así como tiene muchos beneficios para una persona, es una herramienta que puede utilizarse mal, siendo de gran peligrosidad para quien la otorgue, por los mismos derechos que se le otorgan.
Por eso, al delegar en un poder ciertas atribuciones, deben estudiarse tanto sus beneficios como sus desventajas.