Cosa juzgada

La denominación de cosa juzgada es una institución notoria y ampliamente aceptada, que trasciende las grandes diferencias entre los ordenamientos jurídicos de los distintos países y responde a una necesidad política y social de asegurar que las disputas ante un juez sean un punto final y decisivo, que la sociedad pueda tomar sin temor la resolución así establecida.

Se trata de un concepto muy antiguo, cuyos vestigios se pueden encontrar incluso en el derecho romano clásico, aunque es cierto que no siempre ha gozado del respeto que tiene en los tiempos modernos.

Cosa juzgada

La cosa juzgada puede tener diferentes efectos en un proceso judicial, uno formal y otro material.

El debate doctrinal sobre la cosa juzgada

Por otro lado, la doctrina de algunos países europeos y americanos, especialmente durante el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, provocó una amplia controversia sobre el concepto de cosa juzgada, así como sobre su fundamento esencial.

El debate se centró en la cuestión de si contenía una presunción de verdad frente a los hechos debatidos en los tribunales, o si con la inevitable posibilidad del error judicial, era solo una ficción de la verdad.

También en relación con la cuestión de si la autoridad de que se trata procede del juez, que dictó determinada resolución, o de la ley que determina este resultado de dichas sentencias.

Recientemente, se ha reconocido que, además de todas las controversias doctrinales no resueltas, sin perjuicio de las diversas modalidades de actuación jurídica, y con un cauteloso consenso sobre su carácter no absoluto, se trata de una cuestión indiscutiblemente institucional, de trascendencia social, multiplicada por la mayoría de los ordenamientos jurídicos modernos.

Por otra parte, la cosa juzgada es un concepto de aplicación universal en diversos ámbitos jurídicos y, como han subrayado muchos, su trascendencia radica en que a menudo se subraya que, si no existiera, el estado de derecho estaría completamente ausente.

Tiene un efecto pacificador y de orden social que se le atribuye, pues sin la garantía expresa de la estabilidad de las decisiones de los jueces, las disputas serían interminables e irresolubles.

Así, la existencia de cosa juzgada implica que no es posible promover un nuevo procedimiento cuando el tribunal tiene la oportunidad de pronunciarse sobre las mismas peticiones con sentencia válida y ejecutoriada, circunstancia que enerva una futura decisión sobre el mismo tema.

La cosa juzgada guarda similitud con la litispendencia, que supone una excepción procesal, por la que se intenta poner de manifiesto que un hecho que se está juzgando ya lo ha sido en forma definitiva en otro proceso previo, por eso debe estar el contenido de esa resolución definitiva.

Es una consecuencia lógica de la sentencia, es la resolución definitiva del proceso y una exigencia de principios constitucionales de seguridad jurídica y tutela jurídica efectiva.

Efectos de la sentencia judicial firme

La cosa juzgada puede tener diferentes efectos, uno formal y otro material.

Cosa juzgada formal

Supone una sentencia invariable, como consecuencia de su inimpugnabilidad y su firmeza. La inimpugnabilidad puede deberse al efecto de la preclusión y a su naturaleza.

En su primer aspecto se refiere a que las sentencias adquieren firmeza con carácter sobrevenido, porque siendo impugnables no se haya interpuesto recurso en el plazo correspondiente, o bien porque habiendo sido interpuesto se haya desestimado.

En su segundo sentido, se refiere a las sentencias que son firmes, contra las que no cabe recurso, como sucede con la sentencia en recursos de casación.

1. Son resoluciones definitivas las que ponen fin a la primera instancia y las que decidan los recursos interpuestos frente a ellas.

2. Son resoluciones firmes aquéllas contra las que no cabe recurso alguno bien por no preverlo la ley, bien porque, estando previsto, ha transcurrido el plazo legalmente fijado sin que ninguna de las partes lo haya presentado.

3. Las resoluciones firmes pasan en autoridad de cosa juzgada y el tribunal del proceso en que hayan recaído deberá estar en todo caso a lo dispuesto en ellas.

4. Transcurridos los plazos previstos para recurrir una resolución sin haberla impugnado, quedará firme y pasada en autoridad de cosa juzgada, debiendo el tribunal del proceso en que recaiga estar en todo caso a lo dispuesto en ella.

Artículo 207 de la Ley de Enjuiciamiento Civil

Cosa juzgada material

La RAE define el efecto de cosa juzgada material como: "Imposibilidad de volver a enjuiciar los mismos hechos sobre los que ya ha recaído una resolución judicial firme."

La sentencia judicial o resolución produce dos efectos: uno negativo, excluyente y preclusivo y otro positivo o prejudicial.

  • Efecto negativo. La legislación impide que la misma cuestión debatida en un proceso necesite un nuevo pronunciamiento posterior.
  • Efecto positivo. El juez del proceso ulterior está obligado a aceptar la decisión del juez anterior en cuanto la pretensión ejecutada por él sea conexa, resolviendo las cuestiones que se susciten en el mismo sentido respetando las declaraciones precedentes.

1. La cosa juzgada de las sentencias firmes, sean estimatorias o desestimatorias, excluirá, conforme a la ley, un ulterior proceso cuyo objeto sea idéntico al del proceso en que aquélla se produjo.

2. La cosa juzgada alcanza a las pretensiones de la demanda y de la reconvención, así como a los puntos a que se refieren los apartados 1 y 2 del artículo 408 de esta Ley.

Se considerarán hechos nuevos y distintos, en relación con el fundamento de las referidas pretensiones, los posteriores a la completa preclusión de los actos de alegación en el proceso en que aquéllas se formularen.

(...)

Artículo 222 de la Ley de Enjuiciamiento Civil

Alcances de la cosa juzgada

  1. La cosa juzgada tendrá efectos frente a todos, en las sentencias sobre estado civil, filiación, matrimonio, paternidad, maternidad y medidas de apoyo para el ejercicio de la capacidad jurídica, a partir de la inscripción en el Registro Civil.
  2. Las sentencias que recaigan en impugnaciones de acuerdos societarios extienden su eficacia frente a los socios, aunque no hubieran litigado en ese proceso.
  3. En una forma objetiva afectará a las pretensiones que se hayan debatido en todo el curso del proceso.
  4. En la cosa juzgada no hay segundas oportunidades, porque se veda esa oportunidad, aún cuando el pleito estuviera en disposición de acreditar lo que no se hubiera probado en el primero.
  5. Hay un efecto preclusivo de la cosa juzgada como un mal menor para garantizar la seguridad jurídica. Este efecto preclusivo se produce cuando haya un agotamiento del caso, cuando se tuvo esa primera y única oportunidad, aunque el autor no hubiera aprovechado esa oportunidad al no poder probar lo que correspondía.
  6. La cosa juzgada, frente a la seguridad jurídica, imposibilita volver a plantear una cuestión ante la Justicia. Suele decirse que la cuestión ya ha sido planteada por quien fue el actor de la mejor forma, fue examinada y resuelta y ha sido satisfecha. No existe razón para volver a ocuparse de ella ni para que haya un segundo proceso para subsanar aquello no probado o planteado de forma incorrecta en el primer procedimiento.

Efectos de la cosa juzgada en un nuevo juicio

La cosa juzgada vincula a las partes que integran el juicio y les afecta en un nuevo juicio. Frente a terceras personas se producen estos efectos de la cosa juzgada en los casos siguientes:

  • En las áreas relativas al estado civil de una persona, así como en las relativas a la validez o nulidad de un testamento.
  • A los herederos de las personas que antes intervinieron en el pleito. Se crea una ficción legal de que hubo coincidencia entre las partes, cuando por ejemplo se presenta la muerte de uno de ellos, y alguno de sus herederos decide iniciar un proceso sobre el mismo tema.
  • Cuando las partes en los dos juicios estén unidas por solidaridad y los servicios que tengan derecho u obligación a prestar sean indivisibles.
  • Cuando se esté trabajando en lo que se conoce como sustitución procesal.

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