El testamento abierto se hace normalmente ante notario y dando a conocer su contenido, aunque también se puede otorgar ante testigos, en ciertos casos excepcionales. En cambio, el testamento cerrado se realiza sin que se sepa su contenido, y se entrega en sobre cerrado al notario o a otra persona que tendrá que entregárselo al notario en un plazo de 10 días a partir del día del fallecimiento del testador.
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