El consentimiento tácito es el consentimiento que se realiza por la falta de acción del interesado. Es decir, que no surge por manifestaciones explícitas. El contexto de la situación y la inacción del sujeto que consiente permiten que los demás entiendan su consentimiento.

El consentimiento tácito es el consentimiento que se realiza por la falta de acción del interesado.
Este tipo de consentimiento no requiere de registro físico, escrito o de otro tipo. Es la forma de consentimiento que menos formalidades exige. Indirectamente, sin expresión que lo explicite, el sujeto muestra que consiente determinada acción.
Es una realidad que el consentimiento tácito suele ser tema de confusión o de tergiversación de la verdadera opinión de una persona. Por lo tanto, en asuntos importantes siempre es mejor solicitar el consentimiento de forma expresa.
¿Qué se entiende por consentimiento?
El consentimiento tácito es una forma de consentimiento. Se trata de una negociación entre partes, mediante la que se acuerda una acción o una decisión.
Para entender el funcionamiento del consentimiento tácito es conveniente partir del concepto de consentimiento.
La ley entiende que existe consentimiento cuando se cumplen algunas condiciones fundamentales:
- Capacidad mental. La persona debe ser capaz mentalmente. De acuerdo con la situación de la que se trate, las discapacidades mentales incidirán en la consideración de un consentimiento, sea o no tácito.
- Expresión de voluntad. Un consentimiento siempre debe ser voluntario. Para ser voluntario, el consentimiento no debe ser motivado por presiones, chantajes o coacciones.
- Base en la información. Un consentimiento tácito válido tiene que estar basado en la información. Por lo tanto, la persona o entidad que requiere el consentimiento debe ofrecer información completa a la que debe consentir.
- Comprensión de la situación. En especial, se evaluará la capacidad de comprensión que la persona tiene. La persona que consiente debe ser capaz de comprender la globalidad de la situación. Será capaz de comprender los riesgos y las ventajas de consentir, y el impacto que su decisión tendrá en su vida.
¿Todo silencio es consentimiento tácito?
En el ámbito de la jurisprudencia, se han establecido precisiones que permiten comprender que no todo silencio de una persona debe entenderse como consentimiento tácito.
El Tribunal Supremo ha declarado que el conocimiento y la comprensión de información no equivale al consentimiento. Una persona puede entender la información y la situación y mantenerse sin reacción sin intención de consentir. Esto implica decir que el silencio no siempre es consentimiento tácito.
En la sentencia del Tribunal Supremo 257/1986, de 28 de abril, se establece que para que exista consentimiento tácito deben existir circunstancias que revelen inequívocamente que la persona consiente. Destaca, además, como requisito importante, que no será posible atribuir al silencio otro significado que no sea el consentimiento.
Requisitos para que el silencio sea considerado consentimiento tácito
La sentencia del Tribunal Supremo Nº 483/2004, de 9 de junio, reconoce dos requisitos para que el silencio se considere consentimiento tácito.
Conocimiento y comprensión de los hechos
Es un registro subjetivo que se refiere a las condiciones enumeradas antes. La persona que guarda silencio comprende los hechos que requieren de su consentimiento.
Exigencia de manifestar la disconformidad
La situación debe permitir que la persona pueda manifestar de alguna manera su disconformidad si no quiere consentir o aprobar los hechos o las propuestas. El Tribunal entiende que guardar silencio es una forma de consentimiento tácito cuando existe una relación entre partes que tiene antecedentes basados en la buena fe.
Ejemplos de situaciones que aceptan o exigen el consentimiento tácito
En el día a día las personas se enfrentan frecuentemente a solicitudes de consentimiento tácito. Algunos ejemplos:
Fórmulas en suscripciones y contratos de servicios del tipo “Su contrato se renovará automáticamente si usted no expresa lo contrario”, o bien “Si no recibimos respuesta en X días, daremos por aceptadas las condiciones”.
También constituye un consentimiento tácito en el uso de información cuando la persona entrega su tarjeta comercial, de empresa o de cualquier ámbito, con datos personales. Existe un consentimiento tácito de que está dispuesta a establecer comunicación con la otra parte.
El consentimiento tácito en la entrada y registro de una vivienda
Una situación especial vinculada con el consentimiento tácito que ha exigido la intervención del Tribunal Supremo es la de entrada de policía y el registro en el domicilio de una persona. La Constitución Española en el artículo 18 dispone que el domicilio es inviolable. Por tanto, no se podrá hacer ninguna entrada o registro en él sin el consentimiento del titular, resolución judicial o flagrante delito.
La sentencia del Tribunal Supremo Nº 312/2011, de 29 de abril, explicita que el principio que le otorga validez al consentimiento tácito es que no existan dudas de la disposición de la persona a aceptar el ingreso a su casa. Es decir que, el consentimiento tácito es válido cuando el silencio y la falta de acción del dueño de la morada solo pueden entenderse como aceptación de la intervención.
Consentimiento tácito en una comunidad de propietarios
El consentimiento tácito es frecuente en comunidades de propietarios. Cuando un vecino realiza alguna actuación sin solicitar el consentimiento de la comunidad, si nadie reacciona negativamente se entiende que existía un consentimiento tácito. Los casos más comunes son los de instalación de toldos, cerramiento de terrazas, equipos de aire acondicionado.
Los Tribunales han atendido especialmente al tiempo transcurrido desde que se realizó la acción y la reacción de los vecinos. Y en este tiempo, ha habido disparidades. Un ejemplo claro es el de la instalación de una chimenea. La STS 6146/2007, de 5 de octubre estableció 8 años desde la instalación. Por su parte la STS 21975/2013 consideró 6 años.
Esta diversidad de criterios genera cierta inseguridad jurídica. Por eso, frente a cualquier duda o problema, el camino seguro es consultar a un abogado especialista en estos temas. El profesional analizará el caso concreto en base a su formación y a su experiencia, y guiará al interesado a la mejor solución.
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